Cornelius era un hombre que no había conocido el amor. Triste y solo, se dedicaba a inventar cosas: Semillas voladoras, rastrillos que no funcionaban, ruedecitas de flores, etc.
Pero un día, con un poco de cuerda, unos clavos y papel, ¡Cornelius inventó una máquina para fabricar besos!
Puerta cerrada, luz apagada. Nicolás mantiene los ojos abiertos en la cama y la mirada fija en las agujas de su despertador. Le gustaría que las horas pasaran más rápido. El oído atento hacia el sonido de la casa. Quiere que sus padres vayan a la cama inmediatamente.
El pequeño Pablo muchas veces, antes de dormirse, cree escuchar ruidos en su habitación. Al final, siempre le vence el sueño. Es entonces cuando sus juguetes cobran vida y hablan entre ellos; incluso, a veces, salen volando por la ventana de su habitación.
La pequeña criatura se siente un poco sola en su casa.
¡Ven a hacerle compañía! Resguárdala de la lluvia, cuéntale una historia, zarandea, sopla, rasca, gira, dobla… pero, sobre todo, ¡no te olvides de limpiarte bien los dedos antes de entrar!
La Pequeña Intolerancia es un ser diminuto pero muy, muy poderoso. Se cuela en nuestras casas y, si no estamos alerta, crea a un ser aún más poderoso: el Odio. Por su culpa rechazamos al que es distinto, nos burlamos de los demás… Pero no hay que perder la esperanza.
La sombra del pequeño guepardo se ha ido. Se ha cansado de ser siempre la que va detrás. Los dos van a hablarlo y puede que haya llegado el momento de dejarla pasar delante.
Trata de todo lo nocivo que puede ser no querer, o no saber, compartir con los demás felicidad, fortuna, privilegios. Y sobre los peligros que acechan a quienes se empeñan en ver el mundo con una única, y excluyente, mirada.
Elisa se siente sola y asustada. Un día, algo extraño entra volando por la ventana. Y al día siguiente recibe una visita. Una visita que lo cambiará todo.
Esta es una aventura real. Empieza cuando la protagonista, que es una golosa empedernida, se come un crêpe de Nutella antes de ir a ver a la doctora. Poco después sabrá que tiene un cáncer de mama.
A mi hermano le encantó el regalo de nuestra tía.
“La llamaré Teresa” dijo al ver la muñeca de trapo.
Cuando mi hermano dijo que quería dormir con Teresa,
mi padre dijo: “No es grave. Ya se le pasará”.