El bosque se tiñe de colores y Lucía disfruta del otoño con Adrián, Marcelo, Leo y Doris. El grupito de amigos recolecta la manzana más grande del mundo, organiza una fiesta de disfraces y se pregunta por qué Antonio no hace más que dormir.
¿Has oído hablar alguna vez del club de los robinson? ¿No? Entonces déjame que te cuente cómo una botella arrastrada hasta la playa me llevó hasta allí, y la increíble aventura a la que que condujo. Embárcate en una expedición que te llevará de isla en isla por los cuatro rincones del océano.
Los gladiadores luchaban por aplausos. Los recolectores de hielo cortaban lagos en cubos. En Estados Unidos, las computadoras calculaban el vuelo de las naves espaciales solo con lápiz y papel. Todas estas profesiones existieron, y este libro nos cuenta fascinantes historias por todo el mundo.
Las horas, los días, las semanas, los meses, las estaciones, crecer, hacerse mayor, envejecer,... Descubre y crea diferentes escenas con tus hijos. Escenarios alegres y un montón de pegatinas que los entretendrán durante horas.
Lucía disfruta de la época estival en el centro del bosque.
Acompañada de sus amigos, Leo, Doris, Adrián y Marcelo, buscará un sitio para tomar un aperitivo, irá a la caza de un tesoro escondido y conseguirá una madre para unos polluelos resfriados.
Está entusiasmada y sale al bosque a pasear. Pero todos sus vecinos parecen empeñados en darle consejos y opiniones que ella no ha pedido. ¿La dejarán tranquila?
Representa la brillante amistad que una niña encuentra en un amigo imaginario mientras cuida a su madre postrada en cama. El corazón de la niña se vuelve más fuerte mientras vive aventuras con su amigo secreto dinosaurio ‘Duri’.
Renata es una gata cariñosa y juguetona que tiene una manchita en la cabeza que cambia de color según su estado de ánimo. Renata también es muy lista y cuando siente que se acerca el mal humor, la ira o el enfado, pone en práctica un juego: la infalible fórmula del 5, 4, 3, 2, 1.
Puede ser difícil hablar de perder a un ser querido, a alguien cercano. Pero, a veces, escribir una carta te puede ayudar a encontrar las palabras que desearías poder decir o haber dicho.